HISTORIA

Con la caída de Urano el tiempo de los padres originales llegó a su fin, dando paso a la era de oro; donde no existían la inmoralidad o la injusticia bajo la mirada de Cronos, nuevo soberano de la mano de Rea.

Pero aunque el tiempo de Urano había pasado, había dejado una marca en su descendencia, escrita en las profecías que su madre tenía para Cronos y que se habían convertido, en su mayor desasosiego. La suerte que había corrido el padre, también deparaba al hijo, quien sería derrocado por su propio linaje.

Resuelto a no correr la misma suerte de Urano, Cronos devoró a su progenie apenas nacía. Démeter, Hera, Hades, Hestia y Poseidón fueron tragados por su padre inevitablemente.

Sería a la llegada del sexto hijo que la profecía de Gea cobrase forma.  Siendo salvado por su madre Rea, Zeus escapó al destino de sus predecesores, dándole en su lugar Cronos una piedra envuelta en mantas.

Sin importar la versión de la historia, la isla de Creta fue la tierra que viese nacer a Zeus Crónida y santuario que lo protegió de la mirada de Cronos. Y por ello, se convertiría en tierra sagrada, incluso para la visión omnisciente de su padre.

Al crecer Zeus se dio a la tarea de liberar a sus hermanos, sacándolos del estómago de su padre; después. del Tártaro liberó a lo hecatónquiros y cíclopes, pero en el proceso también permitió que los titanes escaparan, desencadenando la década de la Titanomaquia.

El final de esos diez años levantaría a los olímpicos como vencedores. Zeus devolvió a los titanes a su encierro y como medida final también a su padre,  Cronos,  junto con ellos; confinados para la eternidad.


El tiempo y su inexorable paso ha dejado de por medio milenios que enviaron el recuerdo y con ello la fuerza de los dioses a punto funesto, en muchos casos letal.

Sólo el folclor y el seductor atractivo de la cuna del helenismo mantuvo vivos a un puñado de ellos. En la actualidad, la fe crece; con ello los dioses se fortalecen y ahora moran entre nosotros. En el cobijo de la tierra sacra en la Isla de Creta, sobre el monte Ida se yergue la Palestra de la nueva docena divina del panteón griego que acoge a los más fieles, a los privilegiados, los dignos. Hijos espirituales dispuestos a seguir a los antiguos dioses con fervor que ellos sabrán pagar con su favor, preparando una nueva orden de héroes de epopeya.